miércoles, 26 de octubre de 2011

Fue electo un kolla como intendente en El Aguilar, Jujuy

No es la primera vez que un indígena resulta electo para cargos políticos. Pero esta vez lo lograron a través de una organización política propia el Movimiento Comunitario Pluricultural. Hace cuatro años habían logrado una destacada elección en Humahuaca. Es casi obvio destacar la influencia que ejerce la figura de Evo Morales en todo el Noroeste argentino como ellos mismos reconocen.

Aquí la nota del diario El libertario de Jujuy

Sergio Laguna, comunero y candidato de un partido municipal, le ganó al oficialismo en la localidad de El Aguilar. El intendente electo es empleado administrativo de Minera Aguilar, fue alumno de una alejada escuela rural de la Puna y llegó prometiendo implantar en el municipio la forma de trabajo con que se manejan las comunidades aborígenes.

El intendente electo de El Aguilar, Sergio Laguna, llega al cargo como candidato del Movimiento Comunitario Pluricultural, un espacio que tiene presencia en varias localidades del norte jujeño, como Humahuaca, Hipólito Irigoyen y Tres Cruces. Una particularidad del movimiento es su no alineamiento con partidos en el orden provincial ni nacional, explicó Laguna a El Libertario, al destacar que de este modo el sector mantiene la independencia necesaria para defender los intereses de sus pueblos y no es manipulado por la política partidaria.

El movimiento también se identifica con el presidente de Bolivia, Evo Morales, líder de las comunidades aborígenes de Latinoamérica y entre sus principales rasgos está el trabajo en comunidad, “todo en consenso, no hay cosas verticales, en asambleas todos somos iguales”, señaló.

Consultado sobre el compromiso asumido ante los vecinos de El Aguilar, Laguna dijo que “queremos pasar el trabajo de la comunidad al municipio porque el municipio es una comunidad grande. Nuestro proyecto –afirmó- es trabajar juntos, unirnos, ver cuáles son las necesidades básicas y planificar viendo de cubrirlas en el tiempo. Hoy cualquier proyecto cubre la necesidad del momento. Queremos construir para que dure en el tiempo”, explicó.

Entre las principales preocupaciones del movimiento está el problema del desarraigo y la migración, sostuvo para subrayar que “queremos hacer un plan de vida” para pensar el futuro de las comunidades.

Tras advertir que “no podemos elegir a senadores y diputados y nunca seremos escuchados”, indicó que “queremos elegir desde acá” ya que las necesidades no son iguales pero “para la política todo es lo mismo”.

“Si mi hermano está bien, yo estoy bien”, sentenció Laguna, quien tiene siete años de trabajo con la comunidad de Casa Grande, Vizcarra y El Portilllo, situadas a unos 15 kilómetros de El Aguilar.

“Salí electo de un congreso de las tres comunidades con gente del pueblo de El Aguilar”, explicó con orgullo para diferenciar esa metodología de elección de los candidatos de la que utilizan los partidos políticos, la mayoría de las veces dedocráticamente.

Además del trabajo en conjunto, la otra gran bandera del movimiento es la “transparencia total”, destacó el intendente electo quien además se declaró convencido que para que una comunidad se pueda desarrollar “tenemos que actuar con nuestras instituciones y todos tenemos que aportar”.

martes, 25 de octubre de 2011

Manuel Castells: La solución islandesa

Nosotros somos pródigos en experiencias dolorosa y traumática. Por eso conocemos bastante bien, el camino que se le está haciendo transitar al pueblo griego. Ya nos lo han hecho transitar una y otra vez y de ser posible, nuevamente en el futuro. En esta nota Manuel Castells, ofrece la perspectiva de los islandeses quienes ante la crisis financiera estallada en 2008, lograron imponer otra salida política a la crisis que les quisieron hacer pagar los bancos y sus representantes.



En los albores del movimiento de indignados, se clamaba: "Islandia es la solución!". Ahora, cuando se agrava la crisis financiera y se extreman los recortes sociales en Europa, Islandia crece al 2,3%, ha estabilizado su sistema financiero tras su colapso total en 2008, reducido el paro y relegitimado su sistema político mediante la preparación de una nueva Constitución con amplia participación ciudadana. Todo ello a partir de un movimiento de indignación popular que inició el 11 de octubre de 2008 el cantante Hordur Torfason y fue luego amplificado mediante internet.

Y es que Islandia se había convertido en ejemplo paradigmático de crecimiento basado en la especulación financiera. En 2007 era el quinto país más rico del mundo en renta per cápita, una riqueza generada por la rápida expansión de un sector financiero dominado por tres grandes bancos que alimentaron con crédito fácil la expansión de la demanda interna e incrementaron su capital ficticiamente usando las acciones de cada banco para comprar acciones de los otros y así aumentar su valor. El patrimonio bancario equivalía al 800% del PIB en 2007. Para ocultar sus maniobras crearon empresas en paraísos fiscales, como Luxemburgo, la isla de Man, las islas Vírgenes e incluso Cuba, a través de las cuales usaban sus capitales inflados como colaterales para pedir más préstamos internacionales. No lograron pasar desapercibidos y en 2006 Fitch devaluó la solvencia de Islandia, suscitando una minicrisis. Como reacción el Banco Central dobló sus reservas con un préstamo. Y la Cámara de Comercio contrató académicos prestigiosos como Mishkin, de la Columbia Business School, y Portes, de la London Business School, que certificaron (a cambio de jugosos honorarios) la solidez de las finanzas islandesas. El Gobierno dependía de los bancos que financiaron la campaña electoral del partido en el poder. Y los bancos practicaron la fuga hacia adelante: crearon cuentas de ahorro por internet de alto rendimiento (Icesave) y las popularizaron en el Reino Unido y Holanda. Era un típico esquema piramidal: con lo que cobraban de unos pagaban a los otros mientras durara. Por otro lado, intercambiaron títulos de deuda entre ellos (una práctica conocida como "cartas de amor") y usaron dichos títulos como garantía para obtener préstamos del Banco Central y del Banco Central de Luxemburgo, entre otros. En abril 2008 el FMI advirtió al Gobierno que debía controlar a los bancos. La respuesta fue pedir más préstamos internacionales. En septiembre el Banco Central compró 75% de las acciones del Banco Glitnir (¿no le hace pensar en los 8.000 millones que el Estado español invirtió en la recapitalización de las cajas?). En Islandia la acción del Banco Central tuvo el efecto de destruir la confianza en el sistema financiero: en octubre de 2008 se hundió el valor de las acciones y de los precios inmobiliarios y mucha gente se quedó sin ahorros y sin empleo. Los bancos quebraron.

El pozo parecía sin fondo. Pero ahí intervinieron los ciudadanos. Miles se unieron a Torfason en su protesta ocupando la plaza Austurvollar en enero 2009 cuando el Parlamento volvía de vacaciones (que no interrumpió por la crisis). La cacerolada siguió durante días, pese a la represión policial, forzando la disolución del Parlamento y nuevas elecciones. El partido de gobierno se hundió y una alianza de socialistas y rojos-verdes liderada por Johanna Sigurdardottir llegó al poder. Los tres bancos fueron nacionalizados y reestructurados. Los ahorros de los ciudadanos fueron protegidos por el Gobierno. Pero la decisión sobre las deudas a extranjeros que habían invertido especulativamente fue sometida a referéndum. El 93% de los islandeses votaron no devolver los 5.900 millones de dólares que se debían a inversores ingleses y holandeses. Lo cual obviamente generó un litigio que está ahora en los tribunales. Pero, ¿quién tiene jurisdicción en Islandia sobre la voluntad casi unánime del pueblo islandés? Los economistas de siempre vaticinaron la catástrofe. Nada de eso. La devaluación de la corona islandesa en un 40% (algo que no puede hacer Grecia) espoleó sustancialmente las exportaciones de pesca y aluminio y abarató el turismo al tiempo que limitó las importaciones. El paro descendió al 6,7%. El Gobierno adoptó medidas de austeridad pero apenas disminuyó gastos sociales porque se ahorró el costo que hubiera representado recapitalizar a los bancos. El conjunto de la economía se redimensionó a sus condiciones reales y la gente tiene empleo y ahorros seguros, paga menos en vivienda y no se endeuda porque no le prestan. Los acreedores internacionales podrían recuperar su dinero en la medida en que los bancos vendan patrimonio, pero sin dinero público. Además se establecieron controles para evitar fuga de capitales. Se pidieron responsabilidades al Gobierno anterior y el primer ministro Haarde está siendo juzgado. Se decidió hacer una nueva Constitución abierta a la participación ciudadana. Para ello, en noviembre de 2010 se designó un comité de 25 ciudadanos que supervisara el proceso constitucional. Las reuniones del comité fueron transmitidas por streaming en Facebook. En 2011, usando las redes sociales, miles de personas hicieron propuestas. 950 ciudadanos fueron elegidos al azar para discutir los ejes de la Constitución y informar en tiempo real mediante Twitter. En julio se aprobó un borrador que será debatido en las redes sociales y propuesto a referéndum.

Muchos dudan de la aplicabilidad de la solución islandesa a otros contextos. Sobre todo se desdeña la posibilidad del impago de la deuda exterior por el castigo que infligirían los mercados financieros. Y, sin embargo, se sabe que la deuda griega es impagable. El rescate griego consiste en decidir cómo se reparte el enjuague de esa deuda entre ciudadanos griegos (perdiendo sueldos y pensiones), ciudadanos europeos (que financiamos al BCE y al fondo de estabilización de la UE) y los bancos acreedores. Se trata de impago en Grecia como en Islandia. En un caso bajo control ciudadano, en otro mediante chanchullos entre gobiernos y bancos para ver quién paga qué. El secreto mejor guardado es que la eventual solución griega es la solución islandesa sin transparencia.

Nota del diario La Vanguardia del 8 de octubre de 2011

sábado, 22 de octubre de 2011

Las movilizaciones populares y los intelectuales: Slavoj Zizek

En la acción popular "Ocupemos Wall Street", estuvo presente el filósofo Slavoj Zizek. Allí habló en apoyo al movimiento pero también hizo unas advertencias importantes:

"No se enamoren de ustedes mismos; lo estamos pasando bien, pero recuerden que los carnavales salen baratos. Lo que cuenta es el día después, cuando todos tenemos que volver a nuestras rutinas ¿Habrá cambios entonces? No quisiera que en el futuro ustedes recordaran estas jornadas así como "éramos jóvenes y todo era hermoso". Recuerden que nuestro mensaje básico es: "Estamos autorizados para pensar en alternativas". Hay un largo camino por delante, lleno de dificultades. Sabemos lo que no queremos, pero ¿qué es lo que queremos? ¿Qué organización social puede reemplazar al capitalismo? ¿Qué tipo de líderes necesitamos?"


El recuerdo de aquella primavera de los pueblos plenos de efervescencia de fines de los sesenta son inevitables, del mismo modo que el crudísimo invierno neoliberal que se desató después y aún perdura. Zizek pone de relieve que "se terminó el matrimonio entre democracia y capitalismo". En un época en la que prácticamente todo es posible de resolver o realizar, las necesidades elementales de la población no son satisfechas en prevención de males bastante imaginarios como el totalitarismo o el déficit fiscal.

Una crónica completa de la conferencia de Slavoj Zizek en:
http://www.alainet.org/active/50080%E2%8C%A9=es

sábado, 15 de octubre de 2011

Diana Lentón "El Estado se construyó sobre un genocidio"

Integrante de la Red de Investigaciones en Genocidio y doctora en Antropología, Diana Lenton aporta pruebas del genocidio de los pueblos originarios. Campos de concentración, asesinatos masivos, fusilamientos y niños robados. Roca, el papel del Estado, la sociedad y los intelectuales.


–¿Por qué afirma que el Estado argentino se funda sobre un genocidio?

–El Estado moderno constituye una forma de entender las relaciones entre Estado y sociedad, y construye todo un modo político de accionar, una normativa, instituciones que se fundan en el mismo momento que se realiza el genocidio. Y no lo relacionamos sólo porque es contemporáneo al genocidio sino porque esa estructura de Estado requirió que no hubiera más diversidad interna en el Estado. Se anulan los tratados con los indígenas, el Estado se garantizó que no iban a interferir en la constitución de ese Estado. Es lo que se llama genocidio constituyente, son genocidios que dan origen a un Estado.

–Existen sectores que aún niegan que haya sido un genocidio. ¿Qué pruebas dan cuenta de que sí lo fue?

–Las ciencias sociales no tienen un concepto analítico acabado. Desde el campo jurídico internacional sí, lo provee Naciones Unidades en 1948 para juzgar los crímenes del nazismo. Esa definición habla de distintos elementos. Es genocidio cuando se puede establecer la intencionalidad de destruir a un pueblo. Otra característica es impedir la reproducción de ese grupo y también el robo de niños, cuando son secuestrados y entregados a familias de grupos dominantes, y se les reemplaza los nombres, porque así se atenta contra la continuidad de ese pueblo porque se le roba la memoria.

–¿Qué hechos concretos hubo?

–Matanza de población civil. Algunos tienen la imagen de batallas al estilo romántico de un ejército contra otro. La característica de la campaña de Roca es que está principalmente dirigida a la población civil. Las memorias del comandante Prado dicen claramente que el ataque a las tolderías es para caerles encima a las mujeres y niños que quedaron cuando los hombres no estaban. Estaba planificado así para llevarse el botín, sobre todo el ganado, y las familias porque ésa era la operación que iba a llevar a los indios a rendirse. Son operaciones contra la población civil, donde mueren mujeres y niños, o eran enviados como mano de obra esclava para el trabajo doméstico urbano o para la agroindustria, caña de azúcar y viñedos. También se cumplen otros elementos de genocidio, el someter a la población a condiciones que acarreen daño en su subsistencia, que pueda provocar enfermedad o muerte, y eso implicaron los traslados de la población sometida a campos de concentración.

–Ustedes dan cuenta de que el diario La Nación lo llamó crímenes de lesa humanidad.

–Mitre decía que lo que hacía Rudecindo Roca, hermano de Julio Argentino, eran crímenes de lesa humanidad porque se fusilaban prisioneros desarmados y se tomaban prisioneros a mujeres y niños. Para un sector del espectro político no era lo correcto, incluso Mitre, que no era nene de pecho, que tuvo responsabilidad en la guerra del Paraguay con episodios espantosos, sin embargo estaba asombrado, no criticaba que se hiciera la Campaña, sí cuestiona que un gobierno estuviera minando su propia legitimidad al desoír lo que eran avances de la civilización.

–También hubo campos de concentración.

–Hubo campos de concentración en Valcheta, Martín García, Chichinales, Rincón del Medio, Malargüe, entre otros. Son todos lugares donde se encierran a las personas prisioneras sin destino fijo. La autoridad militar era la dueña de la vida y muerte de ellos. La idea era de depósito porque iban a ser distribuidos. Eran prisioneros y esclavos. Se recibían pedidos de Tucumán, ingenios, de Misiones, estancias. Llegaban como familias y se los separaba. Hay pruebas de la violencia, cartas entre curas y arzobispos. Había muerte por las condiciones a las que estaban sometidos, ahí está también el genocidio. Y también había suicidios por el trauma social al que estaban sometidos. Los padres sabían que les quitaban a sus hijos, lo veían y decidían matarse. O mujeres que se tiraban al agua con sus hijos. En Valcheta hay documentos donde se describe que no se les daba alimentos y morían de hambre.

–¿Qué documentos existen?

–Existe mucha documentación oficial para discutir la historia impuesta. Los archivos oficiales, Archivo General de la Nación, la Armada, los archivos de las provincias. Y archivos privados de personas, de militares que han escrito cartas. También documentos de la Iglesia: de ahí surgen datos de cientos de chicos destinados a Jujuy y Tucumán. Quedan claras las edades de servicio doméstico, chicos desde los 2 o 3 años y hasta los 8. Los adultos que eran destinados al cañaveral y morían con sus familias, eso también es parte del genocidio.

–¿Hay cifras?

–El Poder Ejecutivo decía para 1879 que se habían trasladado 10 mil prisioneros de lo que era la frontera, se estaba recién en la zona norte de Patagonia, para trabajar hacia el Norte y Mendoza, industrias, servicios doméstico y Martín García. Para 1883, un informe oficial ya dice que son 20 mil. En el Chaco son cifras mucho mayores.

–¿Por qué la campaña militar al Norte no es tan conocida?

–No ha habido una manera sistemática de presentar la historia y menos la historia de los pueblos indígenas. Nos han legado imágenes, hemos aprendido que el Estado o territorio actual se completa con Roca, y él estuvo en el Sur.

–Suele justificarse la violencia con que “hay que situarse en la época”, como si fueran normales esas campañas militares.

–Algunos senadores como Aristóbulo del Valle, quizá la voz más clara contra la Campaña, preguntaban cuáles habían sido los resultados de la campaña al Sur y se decía que esos territorios no están incorporados al trabajo. Era el momento que se estaba rifando territorio, como dijeron en esa época observadores militares, no era para los pioneros ni para los agricultores, como se había prometido, sino para latifundistas. Aristóbulo del Valle denunciaba que el hombre había sido esclavizado, la mujer prostituida, los niños utilizados para el trabajo esclavo. No había, decía, ni avance económico ni cívico. Incluso hubo oposición de sectores de las elites.

–Igual se realiza.

–Se hace y es un fracaso desde el punto de vista militar. Hacia 1884 lo que consigue el general Victorica, que estaba al frente como ministro de Guerra, es derrotar a los principales jefes, pero no consigue ocupar el territorio. Eso recién pasará hacia 1911. No consigue ocupar porque el Chaco estaba mucho más densamente poblado por pueblos indígenas y con una variedad de pueblos, de lenguas y culturas distintas.

–¿Fue igual de cruenta que la del Sur?

–Sí, no sólo fue igual sino que esa operativa de secuestrar chicos, atacar mujeres, se extendió hasta avanzado el siglo XX; aun hoy todas las comunidades tienen recuerdos de los chicos robados por el Ejército.

–¿Cifras?

–No las tenemos, estamos trabajando, pero las víctimas superan ampliamente las cifras de la Patagonia. Y hay otros sectores del país donde tampoco se sabe mucho.

–¿Por ejemplo?

–Cuyo y la Puna. Estamos comenzando a trabajar lo que fue la Campaña a la Puna, que se conoció como Campaña al Susques, que se da por terminada en 1874, con la batalla de Quera. Aparentemente lo que más hubo fueron fusilamientos masivos que acabaron con la resistencia, lo que se llamó la Pacificación de la Puna, fusilamientos masivos durante 1874 y 1875.

–En Cuyo hubo campos de concentración...

–Sí, por la campaña al sur de Mendoza y norte de Neuquén, donde tomaron gran cantidad de familias prisioneras, que fueron utilizadas en la industrias de la vendimia en lo que hoy es Malargüe. La persona que más sabe es Diego Escolar, que vive allá, tiene muy documentado y cuantificado no sólo los prisioneros sino también la cantidad de chicos que eran enviados solos a la vendimia para trabajar para siempre, no iban y venían.

–¿Roca es sólo un símbolo o el responsable?

–Roca fue responsable del genocidio. Tuvo posibilidades de otro tipo de política. Hay pruebas de que él se informó con un enviado de su confianza en Estados Unidos para ver cómo funcionaban las reservas. Y estudió también a los franceses en Argelia. Decidió el modelo francés porque decía que el modelo de reservas era muy costoso. Hubo campañas militares anteriores, pero la de Roca fue la más sistemática y que tuvo un objetivo más declaradamente genocida. Hay declaraciones de Roca sobre destruir hasta el último indígena. Su discurso de asunción de la presidencia festeja que no cruza un solo indio la pampa.

–Es conocida la postura de los intelectuales de la derecha sobre Roca y los pueblos originarios. ¿Y la mirada de los intelectuales de izquierda o progresistas?

–Hay cierto progresismo que se construyó sobre el paradigma que dio lugar al genocidio y a una noción de la Argentina sin indígenas. A gran parte de los intelectuales no les importan los pueblos originarios. Se ha construido una idea de progresismo que puede ignorar a los pueblos originarios como si no existieran y tenemos una izquierda que ha ignorado las luchas indígenas, por eso todo es mucho más difícil.

–¿Por qué el genocidio sigue pareciendo algo sólo de la dictadura y no también algo que afectó a los pueblos originarios?

–Porque cuesta a gran parte de los argentinos considerar la historia de los pueblos indígenas como parte de la historia argentina. Tiene directa relación con asumir si es algo que les pasó y pasa a los argentinos o les pasó y pasa a otros.

–El juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, le agrega el factor de la clase social afectada.

–Sin duda tiene que ver la clase social víctima, pero sobre todo hay una mirada racista dentro de lo que es el sentido común argentino. La sociedad argentina es racista respecto de los pueblos originarios. Se piensa que lo que sucede con otras personas no es tan importante, por eso hay dolores que no nos conmueven y otros que sí. Para mucha gente un campo de concentración se define como tal cuando ahí adentro hay gente que se parece a mí, si no, no es un campo de concentración.

–¿De ahí la negación del genocidio?

–Tenemos un paradigma donde la palabra “genocidio” se puede aplicar cuando a mí me importa, cuando mi grupo de pertenencia es el afectado. Y la mayor parte de la intelectualidad, de la gente que construye teoría y construye consenso social en estas situaciones, compartimos un sistema cultural de pertenencia. Hasta tanto no podamos siquiera entender el dolor de los otros y sentirlo como el propio, no hay interculturalidad posible. No hay forma de dialogar.

–¿Interpreta continuidades de las campañas militares a fines del siglo XIX y la situación actual de muerte por desnutrición en Chaco, Misiones y Salta, o por represión en Formosa?

–Los pueblos originarios son víctimas de un genocidio que aún no terminó. Por eso como Red hablamos de que en la Argentina existe un proceso genocida de los pueblos indígenas porque no le podemos encontrar la fecha de finalización. No sólo el Estado se construye sobre un genocidio sino que también nuestro marco de pensamiento se construye sobre el genocidio, de tal manera que no hemos salido aún de él. El genocidio realizado por el nazismo tiene fecha de finalización. El fin de la guerra, el suicidio de Hitler, los tribunales de Nuremberg. El genocidio de la dictadura tuvo una Conadep, juicios. El genocidio indígena no tiene fecha de finalización y no hay juicios.

–No existió un “Nunca más” para los pueblos originarios.

–No hubo fecha de finalización. No hay ni hubo una instancia de reparación. ¿Cuál sería la instancia autorizada si queremos hacer juicios? Porque el Estado es el mismo Estado genocida. La única manera para poder realizar algo similar a los juicios de la dictadura es que también esté integrado por pueblos originarios.

–¿Lo cree posible?

–Hoy en día hay un movimiento importante de pueblos originarios que no había hace diez años, y en algún momento se va a dar. No puede ser la misma sociedad genocida la que lleve la acusación; lo que sí puede hacer la misma sociedad genocida es movilizar la posibilidad de generar un cambio interno.

–¿Por qué “sociedad genocida”?

–Porque hay procesos que se siguen produciendo. Si bien hay una apertura muy importante para la inclusión de los derechos específicos de los pueblos indígenas dentro de los derechos humanos, la actitud del Estado hoy en día no es la misma que se tenía hace diez años, hay un cambio positivo. Pero cuando esos derechos reconocidos de los pueblos originarios confrontan contra intereses económicos, ya sea del Estado o de particulares, siempre se atenta contra los pueblos originarios.

–¿Por ejemplo?

–El Estado sustenta buena parte de su modelo en actividades como la soja, el petróleo y la minería, entonces el derecho indígena se cae. El mismo Estado que habilita a los pueblos originarios a hacer determinados reclamos por otro lado los hace callar con la violencia que sea necesaria cuando está en juego una actividad económica que el Gobierno impulsa.

–¿Cómo se entiende esa contradicción?

–Por eso digo que la sociedad no terminó aún de ser genocida con los pueblos originarios. Porque frente a estos dos parámetros en conflicto automáticamente le da la razón al paradigma económico.

–¿La sociedad o el Gobierno?

–Van uno con el otro, es un ida y vuelta. El paradigma económico es el que se constituyó junto con el Estado y hoy se desarrolla la continuidad de ese paradigma. Si bien hay espacios de apertura interesantes, cuando confrontan paradigmas el que sale ganador es el paradigma racista, donde tenés derecho a decir lo que quieras, pero si tenés petróleo en tu comunidad el organismo que decide no es el INAI, el Inadi, ni una oficina de interculturalidad, sino la Secretaría de Energía. Y punto, no hay discusión posible.

–Es la economía...

–Cuando lo que está en juego son intereses económicos, siempre se atenta contra los derechos indígenas, con leyes que debieran respetarse.

–Las campañas militares tuvieron una matriz económica, una decisión política y una complicidad o al menos una indiferencia de la sociedad. ¿Observa paralelos?

–Es muy similar. ¿Cómo se definió el avance económico a fines del siglo XIX? Se decidió por la apertura de nuevos terrenos para la explotación intensiva junto con nuevas tecnologías que tenían que ver con el manejo de la ganadería, alambrados, nuevas técnicas que acompañaban la inclusión de territorios para el mercado exportador. Y ahora estamos viviendo lo mismo, la soja es exactamente eso. La nueva tecnología y la incorporación de nuevos territorios que antes estaban libres, donde había comunidades que podían vivir.

–El petróleo y la minería repiten la misma lógica.

–Lo están padeciendo, entre otros, los mapuches en zona de meseta. Cuando las comunidades se habían establecido en la meseta, ese lugar no era objetivo de explotación; ahora sí. Hoy sufren un acoso tremendo e ilegítimo de parte de mineras y petroleras.

–Hay un argumento legitimador que se repite: el progreso.

–Sí, hoy es el desarrollo, como una utopía de la sociedad occidental, pero el problema es que se establecen como si fueran características que pudieran tener sólo la sociedad occidental y los otros no, y que además son a costa del vivir de los otros. El problema de este concepto de desarrollo o progreso, hoy encarnada en la política económica extractiva, es que se les da una entidad más importante que la vida y la dignidad humanas. El desarrollo es importante, pero, ¿es tan importante como para avalar que el avance petrolero, minero y sojero ocasione contaminación y muerte? Y, no es casual, siempre ese “progreso” es a costa del “otro”, nunca es a costa del grupo de pertenencia dominante.

–Usted afirma que el genocidio aún no tiene fecha de finalización, mientras los pueblos originarios se organizan y luchan.

–Sin dudas, hoy han ganado visibilidad como nunca antes y tiene directa relación con la organización y los conflictos que enfrentan en los territorios. Por eso siento mucho respeto por los dirigentes e intelectuales indígenas, sé que hay diferencias como en cualquier espectro político, pero tengo un gran respeto porque tienen que tener mucha decisión y coraje, ya que están haciendo un trabajo de concientización, de educación política a todo el resto de la sociedad. Ser dirigente indígena sigue siendo profesión de riesgo, sobre todo en algunos provincias, porque es muy probable que vayas preso o te maten por defender el territorio. Nunca hay que olvidar que son pueblos que sufrieron un genocidio, pero se mantienen vivos.

Entrevista realizada por Dario Aranda y publicada en Página 12 el 10 de octubre de 2011

domingo, 9 de octubre de 2011

Otra sociedad más, es posible: la "gratiferia"

En el programa de radio Horizonte Sur de Jorge Rulli, de este último sábado, estuvieron invitados unos chicos que organizan la "gratiferia". Una idea en principio que a uno se le antoja imposible, utópica, de fracaso inmediato y rotundo. Sin embargo, la experiencia funciona. La gratiferia, es como su nombre sugiere, un lugar de encuentro en el que se ofrecen bienes a cambio de nada.Es decir, no se maneja dinero, trueque ni se guía por la reciprocidad.

Si la pensamos como una simple redistribución de bienes, nos quedamos cortos. Es un cambio en la manera de relacionarnos con las cosas y las personas, de una manera desinteresada en lo material, pero consciente de que lo que se ofrece puede lograr en otro un atisbo de felicidad y/o utilidad.

Algunos enlaces para saber más:

http://www.dragonecologista.com.ar/gratiferia.html

Lugar de encuentro y fechas:

http://www.elmensajerodiario.com.ar/contenidos/gratiferia-parque-centenario_8974.html


En Facebook:

https://www.facebook.com/people/Grati-Feria/100002226235227?sk=wall

miércoles, 5 de octubre de 2011

Avanza una nueva enfermedad: la intoxicación tecnológica

Sucede en la redacción. Se cae Internet y es como si se hubiera acabado el mundo. Nuestra vida está cada día más relacionada con los dispositivos electrónicos y las redes sociales, y de acuerdo a las estimaciones, ese vínculo parece no tener vuelta atrás. En 2015, serán 15 mil millones los dispositivos (entre computadoras, teléfonos celulares, tabletas y electrodomésticos) que estarán conectados a la web. Y esa obsesión por estar todo el tiempo online se puede volver una trampa. En algunos casos, los especialistas ya empiezan a hablar de una nueva enfermedad de estos tiempos y por eso surgen los cultores de la “dieta digital” una receta para lograr desintoxicarse de la tecnología.
Expertos de la consultora internacional JWT Intelligence acaban de publicar un estudio global en donde alertan por la “obesidad digital”.
No es una obesidad literal, que se produce por el sedentarismo que genera estar muchas horas frente a la computadora, sino que es la obesidad nacida de consumir de más todo aquello que tenga que ver con la tecnología.
Entre las conclusiones del estudio aparece la necesidad de empezar con el “de-teching”, un neologismo que representa la idea de deshacerse de la tecnología. Como primer paso, proponen que sea este 2011 el año en que comience el desarme: “Preparar la mente para un comienzo más racional y saludable”.
La relación con la tecnología puede derivar en un simple hartazgo o también convertirse en una obsesión peligrosa.
Chequear minuto a minuto los correos electrónicos, ver nuestro perfil en las redes sociales o si tenemos respuestas en Twitter puede transformarse en algo incontrolable.
“Hay consultas de madres que ven a su hijo encerrado varias horas, incluso robándole descanso a la noche y pegados al monitor. Se angustian y piden una solución para este problema moderno”, reconoce el psiquiatra Hugo Marietan. “Es una puja entre el mundo virtual y el real. La máquina hace de refugio de las contrariedades de la vida cotidiana”, amplia.
El concepto de Dieta Digital no fue creado por un gurú de la meditación, sino todo lo contrario. Es un libro que escribió el periodista especializado en tecnología Daniel Sieberg y que tiene en la mira a los que tienen esa especie de compulsión por chequear y consultar todo en la web (ver aparte).
Según el Interactive Advertising Bureau de Argentina (IAB), entidad que agrupa a las principales empresas de Internet y de publicidad interactiva, los argentinos pasamos 27,4 horas mensuales conectados a Internet. El promedio de uso de Internet en nuestro país supera en 4 horas el promedio mundial (23,1) y es el más alto de la región, por sobre las 25,4 horas que pasan los brasileros y las 25,1 horas mensuales de los mexicanos.
El 30% del tiempo se consume en las redes sociales, mientras que un 18% corresponde a la mensajería instantánea y un 7% para chequear el correo electrónico. En Argentina hay además 13 millones de usuarios en Facebook y los twitteros crecen a ritmo intenso, ya por encima de los 600 mil.
El libro “Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”, de Nicholas Carr, intenta dar una respuesta científica al cambio de nuestras conductas. “Nuestro cerebro, como demuestran las evidencias científicas e históricas, –explica–cambia en respuesta a nuestras experiencias, y la tecnología que usamos para encontrar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. Además, cada tecnología de la información conlleva una ética intelectual. Así como el libro impreso servía para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internet fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes. Su ética es una ética industrial, de la velocidad y la eficiencia”.
No hay una postura definida para tratar esta nueva “enfermedad”, sino que comienza a reunirse el consenso para considerarla como tal. “Si pensamos que hay algo que es lo bueno y algo que es lo malo, perdemos perspectiva. Puede ser que se dé un exceso en algunos usos puntuales, pero hay que tener cuidado si lo ponemos en términos de sanciones y prohibiciones. Para los nativos digitales, todo esto que pasa es el punto de partida”, apunta el psicoanalista Julio Moreno. Pero en países como Estados Unidos, China y Corea del Sur, ya hay clínicas en donde se atienden a pacientes con las mismas técnicas que se usan en los tratamientos contra las adicciones.
El centro de rehabilitación de Heavensfield, en EE. UU., tiene un tratamiento específico para la adicción a Internet, los videojuegos y los mensajes de texto. Los pacientes reciben un tratamiento en base a meditación, yoga y masajes, para recuperar la salud mental. En China se calcula que hay unos 4 millones de adictos a Internet y uno de los centros de rehabilitación más conocidos es el comandado por Teo Ran, un científico militar que se especializó hace años en la desintoxicación de drogadependientes. En Corea del Sur, el centro de atención apunta a captar a los chicos que empiezan a mostrar síntomas de dependencia. La terapia es tan simple como volver a usar los juegos de mesa o al aire libre.

A qué llaman “de-teching”

Palabra de origen anglosajón, pero sobre un todo un híbrido surgido como tantos otros de las redes sociales, el concepto de-teching no tiene vocación fundamentalista ni pretende demonizar a Internet, sino todo lo contrario: proponen desconectarse de los dispositivos tecnológicos para retornar tiempo después, pero haciendo un uso más racional de los elementos. Es, además, una tendencia que comienza a verse reflejada en la aparición de hoteles a los que no se permite entrar con gadgets digitales.


Una noticia publicada en el diario Clarín del 5 de agosto de 2011